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FAUNA


Desde hace algunos años, el mundo de la fauna ha ido cobrando mayor interés gracias a los estudios que sobre ella se vienen realizando. Entre ellos, cabe destacar los realizados en el delta del Ebro por su riquísima fauna en especies acuáticas y, en general, los realizados en todo el Levante. Podemos comprobar, así, cómo las tierras del Maestrazgo tampoco han escapado al interés de los zoólogos, aunque en una vertiente distinta, difícil y quizás menos espectacular. Nos referimos al estudio de la fauna subterránea que habita en las cavidades del subsuelo y que ha proporcionado nuevas, especies para la ciencia.

No cabe duda de que el grupo más idóneo para poner de manifiesto la decisiva influencia ejercida por los diversos factores que condicionan el medio ambiente es el formado por los insectos, particularmente sensibles a las variaciones ambientales y por lo común bastante localizados.

Invertebrados

Insectos

Sin entrar en detalles, y sólo para dar una visión del poblamiento más característico, abarcaremos este grupo cuyas especies ocupan un área determinada de gran variabilidad. Esta específica distribución obedece a varias causas que pueden ser tanto históricas como actuales.
Nada tiene de particular que la atormentada geología y la climatología del Terciario y Cuaternario en nuestras latitudes, y las especiales condiciones de vida que ofrece actualmente esta área (relativa proximidad del mar, poca altitud, localización al sur del Ebro, acusada aridez del clima, naturaleza caliza de la roca, notoria karstificación y vegetación propia) hayan modelado un tipo de fauna entomológica muy particular, en la que cabe distinguir la fracción que vive en la superficie del suelo y la que, bajo presiones diversas, se vio obligada a refugiarse en el dominio subterráneo de las cavernas.

La primera de ellas reúne una numerosa colección de elementos mediterráneos con un acusado carácter xerotérmico, presentes muchos de ellos en otros enclaves levantinos, como el desierto de las Palmas en Castellón, o el macizo de Garraf en Barcelona, y que en definitiva constituyen el denominador común de la fauna del mediterráneo occidental. Citemos, entre los hemípteros (chinches y cigarras) a Graphosoma semipunctatum, Geotomus punstulatus, Lygaeus equestris, Dicranocephalus agilis, Calocoris norvegicus, etc.; a coleópteros (gorgojos y escarabajos) como Percus (Pseudopercus) stulus, Aptinus displossor, Gonocephalum prolixum, Crypticus gibbulus, Nesotes nigroaeneus, etc.; numerosos himenópteros (hormigas y avispas) de los géneros Polistes, Vespa, Eumemes, Odynerus, Halictus, Andrena, etc., así como también ortópteros, lepidópteros, mariposas, piéridos, satíridos, ninfálidos, licénidos, esfíngidos, entre otros.
A los citados elementos se suman otros stepícolas mediterráneos de dispersión meridional que no han logrado atravesar el Ebro y para los que el Bajo Maestrazgo y enclaves próximos constituyen el límite de su avance hacia 1 norte. Cuentan en este grupo, y entre los coleópteros, Cicindela circumdata, Pachychila garmari, Stenosis zarcoi, Asida (Globasida) deformis, Alphasida, etc., al lado de los cuales figuran otros insectos como los hemípteros Bagrada elegans, Irochrotus lanatus, Spilostethus furculus y Caenocoris nerxii, parte de los cuales revisten especial interés por su elevada endemicidad.

La acentuada aridez de estas tierras transibéricas lleva aparejada una acusada pobreza de elementos norteños que llegan hasta Tarragona, y se les localiza entre las dunas costeras y las tierras del interior pero sin alcanzar los confines de Castellón, por constituir el curso del Ebro una barrera biográfica que ha detenido su avance hacia el sur. Entran en este apartado una rica representación de coleópteros. Para otros, dicha barrera ha dejado de actuar y así han logrado instalarse en la zona, conservando o no su personalidad. Este desplazamiento va acompañado de modificaciones diversas en la población desplazada, si bien manteniendo estrechas afinidades con aquella del norte de la cual derivan. Es así como Asida (Polasida) levantina y Asida (Polasida) saguntina deben interpretarse como variantes, en tierras de Castelló, de Asida (Polasida) jurinei del norte del Ebro. De igual modo, Phylan hamilcaris representa en Castelló al Phylan abbreviatus del otro lado del Ebro.

Hay que señalar que, del mismo modo que los Pirineos constituyen una continuación de las tierras centroeuropeas por cuyo puente han pasado a nuestra Península numerosas especies de la Europa media y septentrional, el Maestrat, Els Ports de Tortosa y los vecinos sistemas montañosos constituyen una avanzada hacia el este de la meseta castellana y el sistema Ibérico que hace posible la presencia en los primeros de formas procedentes de los segundos, como sería el caso, entre los hemípteros, de Rhyparochromus ibericus, entre los coleópteros, de Carabus (Oreocarabus) guadarramus, y entre los lepidópteros, de Zygaena laeta ignifera.

Cabe concretar que, por las circunstancias que en él concurren, el Maestrat agrupa una numerosa serie de estepículas mediterráneos, muchos de ellos ampliamente extendidos por las tierras ribereñas del Mediterráneo occidental, otros procedentes del S y SE de la Península, en gran parte endémicos, y para los que la depresión del Ebro constituye el límite de su dispersión más septentrional, y a los que todavía se suma algún que otro elemento norteño, a menudo modificado, y algunos pocos endemismos ibéricos, oriundos de la meseta castellana y del sistema Ibérico.

En cuanto a la fracción confinada en el dominio subterráneo, nada se sabe de los representantes endógenos por seguir dichos organismos pendientes de recolección y estudio. Por el contrario, los cavernícolas han sido objeto de activas búsquedas por los grupos espeleológicos, lo cual ha permitido descubrir una variada serie de notables coleópteros de remota migración subterránea y avanzada evolución hipógea. Este es el caso del extraordinario paleotroglobio leviomorfo Ildobates neboti, que se extiende por la mitad norte de la provincia de Castelló, entre Cabanes y Sant Mateu.

Sus afinidades son inciertas y cabe considerarlo como uno de los cavernícolas más importantes de la fauna europea. A nadie mejor que a él le cabe el calificativo de fósil viviente, cuyo origen remotísimo resulta difícil de precisar a causa de su acentuada senilidad filética y acusado aislamiento morfológico. Le sigue el Irechidae Paraphaenops breuilianus, una de las joyas faunísticas del Levante español, en avanzada fase de evolución subterránea y sólo conocido hasta hace poco, en algunas cavidades de la Mola de Catí y en Els Ports de Tortosa, siendo asimismo observado en la vecindad del Maestrat, en cuyas cavidades subterráneas probablemente pueda ser hallado.

No menos interesante es el género Iberanillus Anillini, de morfología muy particular y originario del macizo lusitánico, relacionado con Geocharis de las regiones meridionales de nuestra Península, descubierto en la Cova del Mas d'Abad (Coves de Vinromá), cavidad muy próxima al trazado de la Valltorta y que será tratada en el apartado sobre la prehistoria del Barranco.

En la proximidad del cavernícola precedente se sitúa el género Spelaeotyphlus, con dos representantes estrechamente localizados en la provincia de Castelló: Spelaeotyphlus aurouxy, en el Avenc d'en Saranga, y Spelaeotyphlus jusmeti, en la Cova del Mas d'Abad. Otros cuatro géneros, Ceuthosphodrus (Caravidae), Tychobythinus (Pselaphidae), Anillochlamys (Catopidae) y Triglorrhynchus (Curculiojidae), han sido observados en diferentes cavidades subterráneas de la provincia de Castelló. También se encuentra el gigantesco pseudoescorpión cavernícola Troglobisium racovitzai, presente en numerosas cavidades levantinas, particularmente desde Cabanes hasta el macizo de Garraf. Siguen todavía pendientes de estudio otros artrópodos cavernícolas, entre los que figuran pseudoescorpiones, araneidos, opiliones, isópodos, colémbolos y dipluros. Estos últimos representados por un sorprendente Japygidae, de talla superior a la normal y con numerosas particularidades que apoyan un probable aislamiento genérico, descubierto por R. Viñas en la Cova del Mas d'Abad, junto con los coleópteros Spelaeotyphlus jusmeti e Iberanillus viñasi (Fig. anterior).

Los citados hallazgos biológicos, sumados a otros conseguidos en los relieves montañosos del Levante, dan a los cavernícolas de toda esta región el carácter de restos de una antiquísima fauna termófila e higrófila, diferenciada a principios del Terciario, en los viejos macizos mediterráneos, y a los que el glaciarismo primero, y la aridez climática después, llevó a refugiarse en el dominio del mundo subterráneo. Allí, poco a poco se fueron fijando en su forma fisiológica y comportamiento, perdiendo la facultad autorreguladora, manifestándose en ellos fenómenos de ultraevolución asociada a una extraordinaria especialización fisiológica, fase de estabilidad indicadora de una gran senilidad filética no alcanzada jamás en el medio epígeo y que da a esta fauna el carácter de fósil de una población hoy desaparecida en la superficie. Esta fauna, confinada a las zonas profundas de las cavidades, se adaptó perfectamente a este ambiente subterráneo por autorregulación y ha quedado definitivamente prisionera por reducción y por pérdida del poder autorregulador.

Vertebrados

Los vertebrados son el grupo zoológico que más ha acusado la expansión humana. Prueba de ello serían los restos aparecidos en los distintos yacimientos arqueológicos de la región. Concretamente en excavaciones realizadas en el barranco de la Valltorta, se han hallado evidentes vestigios de Io que en épocas pasadas debió representar este grupo. Las tradiciones y las mismas pinturas rupestres nos hablan de toda una serie de formas que hoy, por desgracia, ya no podemos contemplar en estas tierras.

Mamíferos

Concretamente los mamíferos son el grupo que ha venido capturándose desde siempre por el hombre, ya sea como pieza de caza o como enemigo.
En épocas relativamente recientes, todavía poblaban las sierras del Maestrazgo una amplia serie de especies mastozoológicas. Citemos entre ellas al lobo (Canis lupus layetanicus), muy frecuente en estos parajes a mediados del siglo pasado. Esta especie, como superpredadora que era, estaba íntimamente ligada primero a las poblaciones de ciervo común (Cervus elaphus) y más tarde a la ganadería.
El cambio del sistema originado por la desforestación, como consecuencia del auge ganadero y del desarrollo económico, eliminó prácticamente la cobertura vegetal de la región, formada básicamente por encinas. Este cambio favoreció, ya en épocas lejanas, la desaparición del ciervo y, posteriormente, la práctica del estabulamiento ganadero, y el perfeccionamiento de las técnicas de utensilios de caza, dieron extinción al lobo.

Otras dos especies de ungulados son la cabra montés (Capra hircus pyrenaica) y el jabalí (Sus scrofa castillanus), las cuales tuvieron poca relación con el ciervo común y el lobo, ya que sus nichos ecológicos eran distintos.

La cabra montés era el típico habitante de los riscos de la zona y no entraba en competencia trófica con el ciervo común, ya que ambos exploraban distintos niveles de pasto; asimismo, le era prácticamente imposible al lobo depredar estas cabras ya que los escarpados ofrecían un buen refugio contra los ataques del carnívoro. Actualmente, la cabra montés, debido a la abusiva caza de que ha sido objeto, es muy escasa en el Maestrazgo, y tan sólo pequeñas poblaciones habitan los límites orientales, cerca del macizo de Tortosa-Beceite.

El jabalí, a pesar de la intensa presión cinegética, está en una fase de expansión en el Maestrazgo, debido a que sus particulares costumbres escondidizas y lo intrincado de los hábitats que frecuenta hacen difícil su captura. De igual modo colabora a ello el exterminio del lobo, único predador que esta especie tenía. Todo ello, sumado al paulatino abandono humano que recientemente se está produciendo en esta región y a la comentada desaparición del lobo, ha colaborado a que el jabalí sea casi el único representante de la fauna mastozoológica de gran tamaño que esporádicamente recorre el Barranco.

Entre los mamíferos de talla media, hallamos en el barranco de la Valltorta al zorro o rabosa (Vulpes vulpes), a la gineta (Genetta genetta) y al tejón (Meles meles), todos ellos predadores de pequeños animales como el conejo común, etc. El zorro ha sufrido un cambio substancial en su comportamiento, ya que ha ido sustituyendo sus hábitos de cazador por los de un animal basurero, tendencia notable en todos los cánidos. Ello ha implicado que, hoy en día, hallemos las máximas concentraciones de zorros en las proximidades de los núcleos habitados por el hombre y, si no de manera total al menos parcialmente, este carnívoro se ha convertido en un comensal del hombre. No es éste el caso de la gineta, carnívoro eminentemente arborícola y básicamente ornitófago. La desforestación de la zona ha provocado que este típico habitante de toda la cuenca mediterránea esté en vías de desaparición.

El tejón, como la gran mayoría de los mustélidos, tiene un amplio margen alimenticio que, unido a las condiciones defensivas que el hábitat le proporciona, le aseguran, por el momento, su supervivencia, incluso en las zonas semicultivadas del Barranco, ya que una importante parte de su dieta está compuesta por los vegetales que el hombre cultiva.

Juntamente con estas especies hallamos otros pequeños carnívoros que el abusivo empleo del veneno, trampas, etc., han eliminado prácticamente del Maestrazgo. Nos referimos al turón (Mustela putorius), a la garduña (Martes foina) y a la comadreja (Mustela nivalis). Esta última especie es quizás la más común de las tres, debido, por un lado, a su condición de predador de micromamíferos y pequeñas aves que le aseguran alimento abundante y, por el otro, a lo inadvertido que pasa por su tamaño.

Cabe mencionar también la liebre (Lepus europaeus), siempre escasa en el Barranco y confinada a las altiplanicies o "planells", la cual, debido a la presión cinegética, se va haciendo rarísima en este enclave.

El conejo (Oryctolagus cuniculus), al igual que ocurre en el resto de la Península, ha sufrido las consecuencias de la mixomatosis, pero pese a ello aún puede considerarse frecuente en las laderas y campos de cultivo abandonados.

Señalemos, como mamíferos también característicos del Barranco, a distintos géneros de quirópteros, denominados generalmente murciélagos o "rates penaes", los cuales habitan entre las oquedades causadas por el caos de bloques del Barranco y en las cavidades subterráneas. Son sumamente visibles a la hora del crepúsculo y en las noches estivales, incluso en las poblaciones, mientras que en invierno, durante su letargo, son muy pocos los ejemplares que permanecen en estos refugios rocosos.

En general, el estado de los mamíferos del Maestrazgo es hoy en día un vestigio de lo que siglos atrás fue esta región. El carácter casi sahélico que ofrecen actualmente estas tierras, imprime un marcado signo negativo para este grupo de vertebrados.

Reptiles y anfibios

El mundo de los reptiles se encuentra representado por numerosas especies que en el Barranco hallan el hábitat idóneo para su desarrollo, entre las rocas de sus márgenes calcáreos y en las charcas 'o "tolls". Como especies más corrientes citemos a la salamanquesa común (Tarentola mauritanica), la culebrilla ciega (Blanus cinereus), la culebra (Malpolon monspesulanus), la lagartija ibérica (Lacerta hispanica), el lagarto común (Lacerta lepida), el eslizón (Chalcides chalcides), la lagartija colilarga (Psamodromus algirus), la lagartija cenicienta (Psamodromus hispanicus) y la lagartija roquera (Podarcis muralis).

Entre los anfibios, podríamos citar el gallipato (Pleurodeles waltli), especie que no pasa el río Ebro hacia el norte, la salamandra (Salamandra salamandra), el sapo común (Bufo bufo), el sapo corredor (Bufo calamita) y la rana (Rana ridibunda), muy característica de los tolls.
Aves

Las aves, a pesar de que gran parte de las especies arborícolas han ido desapareciendo debido a la tala, se mantienen, sobre todo las típicamente mediterráneas, muy adaptadas a los sistemas calcáreos de clara influencia marítima. Entre éstas, las más características de los riscos son el roquero rojo o merla roquera (Monticola saxatilis), el roquero solitario o merla blava (Monticola solitarius), la collalba negra o merla de cua blava (Oenanthe leucura). Entre las especies típicas del centro y sur de España encontramos en el Maestrazgo la collalba rubia o cólit (Oenanthe hispanica), la perdiz común o perdiu (Alectoris rufa), la zacola o cuaenlairat (Cercotrichas galactotes).

Entre las aves rapaces más frecuentes hallamos en el Barranco al halcón común o falcó pelegrí (Falco peregrinus), habitante de los altos riscos; es una especie básicamente ornitófaga y su presa típica es la paloma zurita o xixella (Columba cenas), también muy ligada a este medio. Otras dos especies de rapaces que habitan en esta zona son el águila perdicera o águila cuabarrada (Hieraetus fasciatus) y el águila real o águila daurada (Aquila chrysaetos); ambas son buenas cazadoras, estando además el águila real altamente capacitada para consumir carroña. En este aspecto, el Maestrazgo ha perdido dos de las aves más carroñeras que allí habitaban, claros testimonios de su avifauna: nos estamos refiriendo al buitre negro o voltor negre (Aegypius monachus) y al quebrantahuesos o trencalós (Gypaetus barbatus). Mientras que el primero nidificaba en los árboles, en particular las grandes encinas, el segundo se instalaba en los farallones inaccesibles. Ambas especies acusaron sensiblemente la falta de restos de animales abandonados en el campo y el empleo de los venenos. Estas aves especializadas no pudieron resistir las nuevas condiciones adversas y desaparecieron de la Valltorta y del Maestrazgo en general desde mediados de este siglo. Actualmente, las únicas aves carroñeras del Maestrazgo son el buitre común o voltor comú (Gyps fulvus) y el alimoche o aufrany (Neophron percnopterus), ésta última migradora africana que nos visita durante la primavera y verano.

Los dos grupos de aves más frecuentes en el Barranco son los córvidos y los estrígidos. Los primeros agrupan a toda una serie de pájaros de plumaje negro uniforme, en su mayoría, típicos de las zonas desforestadas, que nidifican en los escasos árboles y en los roquedos, como son el cuervo, la corneja, la grajilla y la chova piquirroja.

El cuervo o corb (Corvus corax) es el mayor de todos. Generalmente aparece formando parejas o a lo sumo en bandos de cuatro a veinte ejemplares. Nidifican en las grietas y agujeros de los acantilados, pudiéndose observar en ciertas épocas sobre el abrigo de la Saltadora y en la Roca del Llidoner. Su régimen alimenticio es muy variado, siendo esencialmente carroñero, aunque también es un notable predador de pequeños vertebrados.

Entre los estrígidos hallamos unas cuantas especies que, si bien son difíciles de observar, dadas sus costumbres nocturnas, es frecuente oírlas especialmente en verano y otoño, como son el mochuelo, la lechuza, el autillo, el búho real y el carabo. Todo este grupo está protegido por la vigente ley de caza, estando prohibida su caza, captura en vivo, requisa de nidos, huevos o crías, así como la naturalización de sus restos y comercialización.

El mochuelo o mussol (Athene noctua) es una de las especies más populares, tanto por su costumbre de anidar y refugiarse cerca de las construcciones rurales como corrales, casas en ruinas, barracas abandonadas, así como por la costumbre que tiene de posarse sobre los muros y postes de conducción eléctrica, donde es frecuente verlos descansar durante el día.

La lechuza u oliva (Tyto alba) es la más antropófila del grupo. Se la puede encontrar en das buhardillas de las casas de campo o masos e incluso en los campanarios de las iglesias y torres. Durante el día está escondida, saliendo exclusivamente por la noche, por lo que resulta difícil verla. Su voz es muy característica y recuerda al bufido del gato, siendo frecuente escucharla en las noches de verano. En cambio, el autillo o xot (Otus scops) es más pequeño que la lechuza y es el menor de los estrígidos de la región. Es un ave eminentemente estival y su alimentación es insectívora.

El búho de mayor tamaño que existe en el Barranco y en Europa es el búho real (Buho hubo), de unos 70 cm de altura, muy característico por sus orejas prominentes, ojos de color naranja y pecho leonado. En la actualidad, se ha hecho escaso en el Maestrazgo debido a la intensa caza a que ha sido sometida En el barranco de la Valltorta ha sido observado en pleno vuelo y su profunda voz oída en ocasiones al atardecer.

Fig. 28. Coleóptero crisomélido, Exosoma lusitanium

Lepidópteros, gasterópodos y miriápodos:

Gran pavón nocturno, Saturnia pyri

Caracoles, Helicella variabilis

Cardador, Julus julus

Fig. 30. Hemípteros y arácnidos:

Escorpión de agua, Nepa cinerea

Escorpión, Buttus occitanus

Opilion, Phalangium opilio

Fig. 32. Cabra montés, Capra hircus

Fig. 31. Ildobates neboti (1) y Iberanillus viñasi (2), a estos coleópteros les cabe el calificativo de fósiles vivientes. El ejemplar superior puede considerarse como uno de los cavernícolas más importantes de la fauna europea

Fig. 36. Jabalí, Sus scrofa

Fig. 37. Mamíferos de talla media:

Zorro (rabosa), Vulpes vulpes

Jineta común, Genetta genetta

Tejón común, Meles meles

Fig. 38. Anfibios y reptiles:

Rana (Rana ridibunda)

Lagartija (Podarcis muralis)

Culebra (Malpolon monspesulanus)

Fig. 39. Estrígidos:

Búho real (Bubio bubo)

Lechuza común, Tyto alba, pecho blanco y pecho leonado.
© Valltorta.es
Bibliografía
Ramón Viñas et alii. "La Valltorta" Barcelona 1982