EL BARRANCO DE LA GASULLA Y SU ENTORNO
El barranco de la Gassulla es un afluente de la rambla Carbonera, la cual desagua, con el nombre de la Viuda, al río Mijares. En él se localiza Cova Remígia, situada a unos 10 km del barranco de la Valltorta. Este abrigo constituye, junto con el Cingle de la Mola Remígia ubicado a unos 100 metros al E y en el mismo cantil, uno de los conjuntos capitales del arte levantino.
Esta zona se caracteriza por sus sierras amesetadas, las características “moles” o muelas, atravesadas por profundos y abruptos barrancos que drenan en las grandes ramblas, ge- neralmente secas. En sus laderas escalonadas se intercalan innumerables bancales construidos con piedra seca que, por desgracia, sufren un proceso progresivo de abandono. Dichos ban- cales se usaban para el cultivo de almendros y olivos, aunque en la actuali- dad son lugares donde los rebaños de cabras salvajes pastan con frecuencia.
Entre La Gassulla y Cova Centelles, del que nos ocuparemos más tarde, existen múltiples barrancadas con cavidades que contienen manifestaciones rupestres en menor cantidad, como Els Cirerals, Racó Molero Racó Gasparo, Les Dogues, Mas Blanc o Mas del Cingle, lo que convierte a esta zona en uno de los lugares más destacados para el conocimiento del arte prehistórico postpaleolítico de la vertiente mediterránea.
Cova Remígia y el Cingle se localizan en la margen izquierda del barranco, en sus escarpes más altos y orientados al sur, cerca del yacimiento arqueológico de la Cova Fosca. En sus inmediaciones brotan varios manantiales, como la Font de la Castella, por donde asciende uno de los caminos que conduce a los abrigos. Desde lo alto, el panorama es fenomenal: al fondo podemos ver la rambla Carbonera, y a lo lejos la sierra d’En Segures, Culla, Benassal, y la cima del Penyagolosa (1.813 m).
Otro yacimiento arqueológico de importancia en el entorno del barranco de la Gassulla es el del Cingle del Mas Nou en el que, junto a un yacimiento neolítico en superficie, se documenta un enterramiento múltiple de cronología mesolítica.
EL DESCUBRIMIENTO
Sin saber de su valor, las pinturas rupestres del barranco de la Gassulla eran ya conocidas por M. Fabregat, el masovero del Mas Modesto, quien utilizaba la Cova Remígia como redil. Sin embargo, fue Gonzalo G. Espresati quien, durante el transcurso de una cacería en 1934, visitó el lugar descubriendo para la ciencia estas pictografías. De inmediato avisó a J. Porcar y E. Codina para que se hicieran cargo del hallazgo y de los estudios correspondientes. Por su parte, J. Porcar avisó a H. Obermaier, quién se presentó con H.Breuil para examinar las nuevas manifestaciones pictóricas.
En los siguientes años se publicaron notas, artículos y una detallada monografía con la que se dio a conocer el magnífico conjunto de Cova Remígia. Sin embargo, el estudio de las pinturas de El Cingle, tan importantes como las anteriores, no se emprendió hasta dos décadas después. En 1963, éstas fueron expuestas en una monografía elaborada por E. Ripoll. Actualmente el conjunto de La Gassulla constituye una de las ‘capillas sixtinas’ del arte levantino.
LAS PINTURAS RUPESTRES
Los conjuntos rupestres de La Gassulla son visitables. Para ello hay que dirigirse al Museo de la Valltorta, donde se concierta la visita, o simplemente desplazarse hasta La Montalbana, ubicada en el km 16 de la carretera de Albocàsser a Vilafranca del Cid. Desde este punto, y dirigidos por el guarda, se toma una pista forestal que asciende a lo alto del barranco y, desde allí, un sendero que conduce al pie de la Cova Remígia.