Coves del Civil o de Ribassals
Descubierta en 1917 por A. Roda y estudiada inicialmente por Obermaier y Wernert, representa uno de los conjuntos más importantes y emblemáticos de La Valltorta. En una de las publicaciones de A. Duran i Sanpere se comenta que el propietario de la finca de Ribassals, guardia civil retirado, quería cobrar una fuerte cantidad de dinero cada vez que los investigadores pretendían entrar en el abrigo, por lo que se tuvo que realizar la compra de la finca de 20 m2. En 1924 fueron declaradas monumento histórico-artístico.
El enclave se localiza en la base del macizo de Montegordo y sobre el curso de la rambla de La Morellana (conocida localmente, en este punto, como barranc del Pascualito). Aunque es perfectamente visible desde la carretera de Albocàsser a Sant Mateu, en la actualidad se accede a él a través de un camino abierto para las visitas, que parte de una explanada situada en las proximidades del Museo.
El conjunto, integrado por tres abrigos, está orientado al suroeste y alcanza unos 25 m de longitud. El primer recinto se halla cubierto de coladas estalagmíticas y entre ellas se perciben los cuartos traseros de un cuadrúpedo, al parecer un cérvido. En la segunda cavidad, más a la derecha, se observan con dificultad la figura de un cáprido que ha perdido la cabeza y varios trazos. El tercer abrigo, aporta una de las grandes escenas de La Valltorta y del arte levantino. En su área izquierda se sitúan figuras de rumiantes, entre las que destacan varios ciervos y cabras. Cerca de estos y en un nivel superior se observa una escena de caza integrada por dos animales: una cierva, destruida parcialmente y que voltea la cabeza hacia atrás, y un jabalí herido con flechas, ambos realizados con un perfil realista. Entre las figuras humanas de esta escena sobresale el contorno de una figura inacabada, donde podemos advertir una pierna silueteada con trazo fino y sin rellenar.
Muy cerca de estos motivos, y en un nivel inferior, aparecen una serie de trazos anchos de color castaño claro que constituyen los únicos ejemplos estrictamente esquemáticos del mural. Algunos autores los han enmarcado dentro de la corriente macroesquemática aunque su tradición se encuentra en el paleolítico como e pueden ver en diversas cuevas y en las plaquetas de la Cueva del Parpalló.
En la base de este grupo se localiza otra interesante escena formada por cuatro arqueros, de color negruzco y trazo lineal cuya actitud, con los arcos en alto, sugiere un posible ritual o danza. A su alrededor se conservan diversas formas humanas y varios animales con algún repinte.
Siguiendo hacia el centro de la cavidad su espacio se amplía y nos encontramos frente a nutridos grupos de arqueros de mayor tamaño junto a los que comparecen algunos animales, entre ellos dos posibles équidos y algunos cérvidos y cápridos. Los individuos de la izquierda muestran posición de marcha y están orientados hacia la derecha, con algunos de sus integrantes en actitud de disparo, mientras que los grupos del sector derecho, donde se halla la escena principal, lo hacen en sentido contrario, como si estuvieran enfrentados.
El núcleo más numeroso o principal, con más de una treintena de figuras, lo componen grupos de una gran homogeneidad estilística. En esta composición ejecutada en sentido vertical, se pintaron las figuras entrelazadas y superpuestas. Las imágenes, en su mayoría arqueros, muestran diversas posiciones y actitudes que oscilan entre las aparentemente estáticas, o de descanso, y las dinámicas, disparando el arco. Probablemente estemos ante una escena de tipo ritual de iniciación propia de las sociedades cazadoras recolectoras.
Hacia el extremo derecho el mural nos presenta otras escenas con figuras de flechadores, alguna representación femenina, diversos animales, una cacería de cápridos, y diversas superposiciones. Cabría destacar un ciervo, con rasgos esquematizados, que aparece sobre un desconchado que afecta a varios arqueros, lo que indicaría que la figura del cuadrúpedo se realizó en una época posterior a la de estos.
La concepción anatómica de las figuras humanas del grupo central o escena principal de Ribassals, constituye uno de los tipos más significativos de La Valltorta. Estas esbeltas figuras presentan cabezas redondeadas o discoidales; el tronco es sumamente estilizado, con el pecho ensanchado o triangular, y la cintura extremadamente delgada, mientras que las piernas se muestra con un detallado diseño y con el volumen muscular de las pantorrillas bien remarcado.
Aparte de algunas figuras pintadas en color negro, el resto se ejecutaron en colores rojo-castaños, aunque con una cierta diversidad de tonalidades que varían entre el rojo carmín y el castaño oscuro azulado. Algunas de ellas muestran detalles pintados en color blanco (lechoso), como plumas, pequeños puntos, contornos o trazos en el pecho. Entre los adornos subrayemos los que ostentan en la cabeza, en particular plumas, así como un colgante, que fue interpretado por H. Obermaier como formado por conchas.
Al igual que sucede en la Cova dels Cavalls, algunas figuras fueron agredidas y sustraídas del conjunto. Por fortuna, desde hace unos cuantos años, en concreto desde el mes de diciembre de 1995, el Museo dispone de una de las figuras de la supuesta danza guerrera expoliada de este mural, un arquero que no figura en la obra de Obermaier y Wernert, pero que fue registrada por Cabré como perteneciente al grupo III de la escena bélica, informando de su perfilado blanco, así como de puntos en la cabeza y plumas con este mismo color lechoso, características todas ellas claramente visibles en la vitrina en que se expone.
VALENCIÀ
Descoberta en 1917 per A. Roda i estudiada inicialment per Obermaier i Wernert, representa un dels conjunts més impor- tants i emblemàtics de La Valltorta. En una de les publicacions de A. Duran i Sanpere es comenta que el propietari de la finca de Ribassals, guàrdia civil retirat, volia cobrar una forta quantitat de diners cada vegada que els investigadors pretenien entrar en l’abric, per la qual cosa es va haver de realitzar la compra de la finca de 20 m2. En 1924 van ser declarades monument historico-artístic.
L’enclavament es localitza en la base del massís de Montegordo i sobre el curs de la rambla de La Morellana (coneguda localment, en este punt, com barranc del Pascualito). Encara que és perfectament visible des de la carretera d’Albocàsser a Sant Mateu, en l’actualitat s’accedix a ell a través d’un camí obert per a les visites, que surt d’una esplanada situada en les proximitats del Museu.
El conjunt, integrat per tres abrics, està orientat al sud-oest i té uns 25 m de longitud. El primer recinte es troba cobert de cola- des estalagmítiques i entre elles es perceben els quarts posteriors d’un quadrúpede, segons pareix un cèrvid. En la segona cavitat, més a la dreta, s’observen amb dificultat la figura d’un càprid que ha perdut el cap i diversos traços. El tercer abric aporta una de les grans escenes de La Valltorta i de l’art llevantí. En la seua àrea esquerra se situen figures de rumiants, entre les que des- taquen diversos cervos i cabres. Prop d’estos i en un nivell superior s’observa una escena de caça integrada per dos animals: una cerva, destruïda parcialment i que volteja el cap cap arrere, i un porc senglar ferit amb fletxes, ambdós realitzats amb un perfil realista. Entre les figures humanes d’esta escena sobreïx el contorn d’una figura inacabada, on podem adver- tir una cama perfilada amb traç fi i sense omplir.
Molt prop d’estos motius, i en un nivell inferior, apareixen una sèrie de traços amples de color castany clar que constituïxen els únics exemples estrictament esquemàtics del mural. Alguns autors els han emmarcat dins del corrent macroesquemàtic.
En la base d’este grup es localitza una altra interessant escena formada per quatre arquer,s de color negrós i traç lineal, l’actitud dels quals, amb els arcs enlaire, suggerix un possible ritual o dansa. Al seu voltant es conserven diverses formes humanes i animals amb alguna repintada.
Seguint cap al centre de la cavitat el seu espai s’amplia i ens trobem enfront de nodrits grups d’arquers de mida més gran junt amb els que compareixen alguns animals, entre ells dos possibles èquids i alguns cèrvids i càprids. Els invididus de l’esquerra mostren posició de marxa i estan orientats cap a la dreta, amb alguns dels seus integrants en actitud de tir, mentres que els grups del sector dret, on es troba l’escena principal, ho fan en sentit contrari, com si estigueren enfrontats.
El nucli més nombrós o principal, amb més d’una trentena de figures, el componen grups d’una gran homogeneïtat estilística. En esta composició, executada en sentit vertical, es van pintar les figures entrellaçades i superposades. Les imatges, majoritàriament arquers, mostren diverses posicions i actituds que oscil·len entre les aparen- tment estàtiques, o de descans, i les dinàmiques, disparant l’arc.
Cap a l’extrem dret el mural ens presenta altres escenes amb figures de fletxadors, alguna representació femenina, diversos animals, una cacera de càprids, i diverses superposicions. Cabria destacar un cervo, amb trets esquematitzats, que apareix sobre un escrostonat que afecta diversos arquers, lo que indicaria que la figura del quadrúpede es va realitzar en una època posterior a la d’estos.
La concepció anatòmica de les figures humanes del grup central o escena principal de Ribassals constituïx un dels tipus més sig- nificatius de La Valltorta. Estes esveltes figures presenten caps arredonits o discoïdals; el tronc és summament estilitzat, amb el pit eixamplat o triangular, i la cintura extremadament prima, mentres que les cames es mostren amb un detallat disseny i amb el volum muscular dels panxells ben remarcat.
A banda d’algunes figures pinta- des en color negre, la resta es van executar en colors roig-castanys, encara que amb una certa diversitat de tonalitats que varien entre el roig carmí i el castany fosc blavós. Algunes d’elles mostren detalls pintats en color blanc (lletós), com plomes, xicotets punts, contorns o traços en el pit. Entre els adorns subratllem els que ostenten en el cap, en particular plomes, així com un penjoll, que va ser interpretat per H. Obermaier com format per petxinesIgual que succeïx en la Cova dels Cavalls, algunes figures van ser agredides i sostretes del conjunt. Per fortuna, des de fa uns quants anys, en concret des de el mes de desembre de 1995, el Museu disposa d’una de les figures de la suposada dan- sa guerrera espoliada d’este mural, un arquer que no figura en l’obra d’Obermaier i Wernert, però que va ser registrada per Cabré com pertanyent al grup III de l’escena bèl·lica, informant del seu perfilat blanc, així com de punts en el cap i plomes amb el mateix to lletós, característiques totes elles clarament visibles en la vitrina en la que s’exposen.
ENGLISH LANGUAGE
Discovered in 1917 by A. Roda and initially studied by Obermaier and Wernert, it represents one of the most important and emblematic complexes of La Valltorta. In one of the publications by A. Duran i Sanpere it is noted that the owner of the property of Ribassals, a retired Guardia Civil (rural policeman), wanted to charge a large amount of money every time the researchers wished to enter the rock-shelter, and consequently it was necessary to purchase 20 m2 from the property. In 1924 they were declared historic-artistic monument.
The complex is located at the base of the massif of Montegordo and above the course of the dry riverbed of La Morellana (known locally, at this point, as Barranc del Pascualito). Although it is perfectly visible from the road from Albocàsser to Sant Mateu, at present it can be accessed via a track open for visitors, which starts at an area of flat ground adjacent to the Museum.
The complex, which is made up of three shelters, faces south-west and extends some 25 m in length. The first site is covered in stalagmite flowstones and among them can be perceived the hind quarters of a quadruped, apparently a cervid. In the second hollow, more to the right, can be picked out with difficulty the figure of a caprid whose head has been lost, as well as various lines. The third shelter houses one of the great scenes of La Valltorta and of Levantine art. In its left-hand area can be seen figures of quadrupeds, among which stand out various deer and goats. Close to these and higher up can be observed a hunting scene with two animals: a doe, partially obliterated, which has its head turned backwards, and a boar wounded by arrows, both rendered in a realistic style. Among the human figures in this scene the contour of one unfinished figure stands out, in which we can see the fine-line silhouette of a leg with no infilling.
Very close by these motifs, and lower down, can be seen a series of broad strokes light chestnutbrown in colour: these are the only examples of strictly Schematic art in the mural. Some authors have placed them within the macroschematic, although its tradition is in the Paleolithic as can be seen in various caves and in the platelets of the Cueva del Parpalló.
At the bottom of this group is situated another interesting scene made up of four very slender blackish bowmans whose stance, with their bows raised high, suggests a possible ritual or dance. Surrounding them have been conserved various human and animal forms that have undergone some repainting.
Continuing on towards the centre of the cave, the space widens out, and we find ourselves facing numerous groups of archers of larger size, beside which appear a few animals, including what may be two equids as well as cervids and caprids. The pose of the archers to the left suggests walking; they are facing towards the right with some members of the group in an attitude of drawing their bows, whereas the groups in the right-hand sector, where the main scene is to be found, are doing so in the reverse direction, as if they were opposing each other.
The most numerous or main core group, with over thirty figures, consists of crowds of human pictographies extremely homogenous in style. In this composition done vertically, the figures were painted interlaced and superimposed. The images, which are mainly archers, show different stances and attitudes that vary between the apparently static, or resting, and the dynamic, shooting their bows. Probably we are facing a scene of ritual type of initiation typical of hunter-gatherer societies.
Towards the far right the mural shows us other scenes with figures of bowmans, some occasional female depictions, various animals, a hunt of caprids, and various superpositions. Of particular note is a stag, with schematised features, that appears on a chipped part of the wall that is impinging on various archers, which would indicate that the figure of the quadruped was done at a later period than the archers.
The anatomical conception of the human pictographies in the central group or main scene of Ribassals constitutes one of the most significant types in La Valltorta. These slender motifs have rounded or discoidal heads; the torso is highly stylised with tapering or triangular chest and extremely thin waist, while the legs are shown with detailed design and with the muscular volume of the calves well defined.
Apart from some figures painted in black, the rest are rendered in red and chestnut colours, although with a certain diversity of shades that vary from carmine red to dark bluish brown. Some of them show details painted in milky white, such as feathers, small dots, outlines or lines drawn on the chest. Among the adornments we would emphasise those that are worn on the head, in particular feathers, as well as the pendant of a figure, which was interpreted by H. Obermaier as being made up of shells.
Just as in the Cova dels Cavalls some figures were damaged and removed from the group. Luckily, in the past few years, specifically since December 1995, the Museum recovered one of the figures of the supposed war dance stolen from this mural, an archer that is not mentioned in the book by Obermaier and Wernert, but that was registered by Cabré as belonging to Group III of the scene, detailing his white outline, as well as the dots on the head and feathers in this same milky-white colour.